¿Las grasas tienen impacto en la salud cardiovascular? Si tienes de 25 a 45 años esta información podría cambiar tu vida

Las enfermedades cardiovasculares son la primera causa de muerte en el Ecuador y el mundo por detrás del COVID 19. Según la Organización Mundial de la Salud (OMS) el estilo de vida se relaciona directamente con estas enfermedades. Las condiciones socioeconómicas, ambientales, interacciones sociales y características personales individuales están vinculadas con ECV. Entonces, la conclusión evidente es que si adoptamos mejores hábitos de vida se podrá reducir la prevalencia de ECV en el mundo. La sociedad actual vive el día a día sin pensar en que cada una de sus acciones, repercute en vida para bien o mal. Es importante ser consientes de nuestras acciones y mejorar los puntos que marquen la diferencia en nuestra salud. 

Los hábitos de ingesta están ligados estrechamente con mejoras de la salud cardiovascular, específicamente el consumo de grasas. Las grasas son un macronutriente que en individuos sanos debe comprender del 25% al 30% del aporte calórico de la dieta. Por el contrario, se escucha hablar muy mal de este nutriente en nuestra sociedad, hoy vamos a conocer cuales nos ayudan y en que niveles son positivos para mejorar las ECV. Acorde a la evidencia escrita por la revista Médica Clínica las Condes, una dieta que incluya variedad de alimentos y ácidos grasos insaturados (AGI) y polinsaturados (AGP) contribuirá positivamente a los pacientes con ECV. En los que grasas se refiere la calidad es mejor que la cantidad. Los AGI y AGP son grasas buenas, las mas conocidas son OMEGA 3 y 6. Los cuales están vinculados en la reducción de triglicéridos en la sangre y el riesgo de arritmias. Pero, si recomendamos no consumir grasas también estamos en lo correcto, al referirnos a trans o saturadas. Estás, opuesto a AGP o AGI aumentan la presencia de colesterol, que es una signo marcado en ECV.

En conclusión, una alimentación balanceada y con buenas fuentes de grasa mejoraran los síntomas de la enfermedades cardiovasculares y disminuirá la prevalencia en adultos jóvenes.

Bibliografía

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